sábado, 28 de mayo de 2016

Realidad y ficción

En los años 80, en San Nicolás, el Padre Pérez estaba buscando una forma de trascender en la comunidad. La privatización de la empresa SOMISA era inminente y la ciudad necesitaba levantar el ánimo. Una luz de esperanza se hizo cuando la hermana fallecida del mencionado sacerdote, María Crescencia Pérez, fue desenterrada para ser reducida luego de varios años de estar sepultada y con admiración vieron que el cadáver se encontraba intacto. Pronto comenzó el proceso de canonización de la hermana fallecida, pero le advirtieron al sacerdote que iba a tardar mucho tiempo ya que deberían  cumplirse ciertas formas y la posibilidad era remota ya que la conservación del cadáver no obedecía a ningún milagro, sino a un largo tratamiento antibiótico que la preservaría de la degradación de la carne.
Contrariado el Padre Pérez se encontraba en su parroquia cuando una noticia le llegó a sus oídos, varios casos de apariciones de rosarios iluminados en las paredes se fueron dando en la ciudad. La cuestión solo se reducía a encontrar a alguna creyente lo suficientemente creíble para dar vuelo a su plan de trascendencia. Desfilaron ante él tres o cuatro amas de casa de buena posición que relataron en forma leve su experiencia con los rosarios iluminados, pero también le dejaron claro que no querían saber nada de gente en la casa ya que a algunas de ellas, los fieles les habían robado algunas cosas menores como ceniceros, baratijas y algo de dinero.
 Un día, fue a la parroquia Gladys,una mujer que se encontraba bajo un agresivo tratamiento de quimioterapia y barbitúricos dado un extraño cáncer de tiroides invasivo. La mujer simple en sus modos, le manifestó que además de ver al rosario multiplicarse en la pared también veía una aparición, una mujer que traía un niño en sus brazos pero que le faltaba una mano.
El Padre Pérez inmediatamente contactó a su médico de cabecera y le comentó el caso de la mujer y la aparición, a lo que el galeno le informó que era normal el tipo de alucinación transitoria que presentaba Gladys, dado el tratamiento que estaba atravesando y lo mucho que se había aferrado a su fe visitando cuanta parroquia e iglesia sirviera para aliviar su pesar. El sacerdote le insistió al médico que por nada del mundo, le suspenda la medicación a Gladys apelando a un rara reciprocidad en secretos de confesión.
Gladys insistía que la aparición era más y más frecuente, el plan del Padre Pérez ya estaba en marcha, solo había que darle una dirección y mostrarlo al mundo. Con la ayuda de unos técnicos, instaló un sistema que en apariencia estaba destinado a documentar las apariciones, pero se trataba de un sofisticado sistema de radiorecepción. Y sucedió, Gladys se fue a dormir un a noche, y el retorcido sacerdote comenzó a relatar mensajes a través de su sobrina quien lo secundaba en el macabro plan de lograr un lugar importante en la comunidad.
Como era de esperar, Gladys apareció en la parroquia del Padre Pérez con un papel escrito y un mensaje dictado por la Virgen. El sacerdote se mostró sorprendido y cayó de rodillas. Insistió en el aspecto de la aparición, cómo se veía, cómo se vestía, etc. Gladys trató de recordar y el Padre la guió sabiamente para definir por fín un aspecto de la imágen.
Cuando Gladys se fue, el sacerdote subió al campanario y entre la decena de imágenes de vírgenes que habían sido acumuladas encontró una que se ajustaba a la descripción  de la Virgen de Gladys. Recordó el detalle de la mano rota y le quebró inmediatamente la mano derecha, al fin y al cabo si pudo hacerle creer que estaba recibiendo mensajes no habría problemas en hacerle creer cuál mano era la rota.
Dia a día el sacerdote le fue transmitiendo a Gladys mensajes hasta que le indicó donde estaba guardada la imágen. 
El resto de la historia se resume al encuentro de la imágen, a indicar donde quería un santuario y a congregar fieles que irían desfilando de todo el país comprando medallitas, imágenes y recuerdos.
Hoy Gladys está recluída en su hogar, sigue viendo la Vírgen, sigue recibiendo mensajes a pesar de haber sido retirado el equipo de radiorecepción y la medicación.
La historia contada hasta acá es una ficción, no es real, se me ocurrió mientras la escribía.
La historia real es que un día , Gladys Motta vio a la Virgen del Rosario y desde entonces le comunica mensajes que tienen que ver con la construcción de un templo y otras cuestiones de fe. El Padre Pérez fue quien contuvo a Gladys y la preservó del periodismo.

Querido lector, hasta acá los hechos, usted decidirá si cree en la realidad o en la ficción.
Suerte

6 comentarios:

  1. lo mas creible de todo es que el Padre Perez sea un chanta!!! el resto puede seeeeeer

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    1. por eso dejo a libertad la eleccion del lector...
      Gracias don Rossin por pasar!
      traiga bizcochos la próxima.
      Un abrazo

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  2. Respuestas
    1. Gracias don Nano!
      Pongasé de acuerdo con Rossin y traiga facturas.
      Nooo amigo, gracias por pasar.
      un abrazo!

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  3. Jejejeje. De a poco le me voy a ir poniendo al día con los distintos recintos. Rossin un genio! Ya dije, nos organizamos, sacamos libros y salimos a dar recitales... A la mierda con el gordo jejeje. Abrazo Toti!

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  4. Me gustó!!! TOTI, saludos amigo, esta muy bueno.

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